Las enfermedades no se cogen vacaciones
Parece que en unos días comenzarán a descender poco a poco las temperaturas. Y si la provisión no se cumple, ¡no será por ganas!. Pero no nos confiemos. Aunque bajen algo las temperaturas, sigue haciendo mucho calor y las enfermedades, no están dispuestas a cogerse ni un día de descanso.
Por eso es importante recordar que hay que estar siempre alerta, y no sólo por Mr COVID-19, sino por otras enfermedades típicas de esta época estival. Y sobre todo en el caso de los niños que, al realizar actividades diferentes a las que marca la época escolar, son más propensos a sufrir todo tipo de pequeños accidentes y a contraer enfermedades veraniegas.
Podría sorprendente, pero las enfermedades más frecuentes en estas fechas están ligadas al sistema gastrointestinal. En parte por culpa del calor, pero también porque modificamos nuestros hábitos. Estamos más tiempo en lugares nuevos. Cambiamos la oficina y el colegio por parques acuáticos o excursiones. Por ejemplo, nos exponemos ahora más que en invierno al agua contaminada. Al beber agua más frecuentemente, es más factible que encontremos un vaso o botella no muy limpios. También, estamos más receptivos a probar alimentos nuevos que pueden afectarnos. Sin olvidar que muchos productos, debido al calor, podrían no encontrarse en perfectas condiciones.
El calor es causa de problemas digestivos, intoxicaciones y, por supuesto, deshidratación… Es muy importante beber mucha agua. Al menos un litro y medio cada día, los adultos, y algo menos los niños. Beber agua y líquidos es sencillo, pero a veces se nos olvida y luego vienen los problemas: mareos, vómitos, insolaciones, etc. Y cuidado con agua fría y helados, ¡que luego vienen las anginas!
Beber y cubrirnos la cabeza. Es muy importante. Insolación, hipertermia (temperatura por encima de lo normal) y deshidratación son los problemas más habituales que nos encontraremos si, por ejemplo, permanecemos mucho tiempo en la playa sin beber, sin cubrirnos la cabeza, sin ponernos protección en la piel….
El agua es importante, y no sólo para beber. Si te vas a bañar, cuidado con que no esté contaminada. Por ejemplo, al bañarnos en playas o piscinas no muy limpias, el agua nos puede afectar causándonos una otitis (inflamación del oído). La otitis de verano es diferente a la otitis por el frío. Muchas veces se trata de una inflamación del oído externo. El mejor consejo es una buena higiene del canal exterior de la oreja.
Bañarnos también nos permite bajar nuestra temperatura corporal. Cuidado con cambios bruscos de temperaturas después de comer. Y cuidado al terminar el momento playa o piscina. No inicies el regreso a casa con ropa húmeda o mojada. Puedes favorecer la aparición de infecciones de las vías urinarias, lo que se denomina una cistitis. Algo similar ocurre cuando, tras haber caminado unos minutos por la calle, entras en un centro comercial o en el metro, donde las temperaturas en ocasiones rondan los 17-20 grados. En estos casos, mucho cuidado porque el resfriado está casi asegurado.
Otras enfermedades
Otra enfermedad frecuente es la denominada Pie de Atleta, una infección en los espacios entre los dedos del pie, provocado por sudor excesivo. El ecosistema de la piel se altera debido al cambio de las temperaturas y la humedad. Ello favorece la aparición de hongos. No sólo en los pies. También hay otros hongos corporales. Para prevenir es aconsejable utilizar prendas transpirables, secar bien el cuerpo antes de ponerte ropa y utilizar chanclas o zapatos de agua en la piscina.
No podemos olvidar el herpes labial: tal vez te sorprenda saber que los rayos UV provocan la reactivación del virus de herpes simplex, que muchas personas llevamos encima desde pequeños y sin saberlo. El mejor consejo para prevenir la reactivación del herpes labial es utilizar protectores labiales y mantenerse en forma, ya que ante una bajada de las defensas (insolación, gripe, resfriado, infección…) el herpes, aprovecha para reaparecer en escena. Un tratamiento antiviral tópico puede ser suficiente en el caso de la aparición del virus.
Dependiendo del año o del lugar donde estemos, puede haber gran concentración de mosquitos (mucho césped húmedo, agua estancada, etc.) Las picaduras de estos voladores son muy frecuentes en verano y por ello debemos siempre llevar los típicos lápices (a base de amoniaco) que alivian el dolor o las famosas pulseras que se han puesto de moda y alejan a (la mayoría de) los mosquitos. Y recuerda que no sólo pican los mosquitos. En caso de duda de una picadura, mejor consultar a un médico a mano o enviarme una foto (te ofrezco mi WhatsApp al final de este artículo).
Las razones más frecuentes por las que los niños y adultos llegan a mi consulta médica en verano son: dolor de cabeza, fiebre, temperatura alta, pecas, manchas nuevas en la piel, dolor de barriga, diarrea, deshidratación e insolación… Si tienes dudas, consúltame. Los médicos de familia, como yo, estamos preparados para darte la solución que necesitas.
Mis consejos personales son:
- siempre beber mucha agua, tés, zumos…
- evitar los aires fríos (corrientes, aires acondicionados sin control, etc.)
- no permanecer demasiado tiempo en la playa entre las 11h00 y las 15h00
- no practicar deporte durante las horas más calurosas
- lavarse las manos muy a menudo
- llevar la cabeza cubierta, sobre todo en la playa y a determinadas horas
- ponerse protección en la piel, incluso donde parece que el sol no llega
- Cambia tu bañador por una prenda seca cuando termines de bañarte
Con estos consejos, disfruta de lo que queda del verano, sin bajar la guardia porque bajen unos pocos grados de temperatura.